La obediencia es una elección que forma el carácter de los niños y los prepara para una vida con valores. Descubre consejos prácticos y cómo en REMAR y PAN enseñamos principios que transforman vidas.

La obediencia no limita la libertad, la dirige hacia la bendición.
Vivimos en una sociedad que exalta la autosuficiencia, el hacer lo que uno desea y la independencia como el ideal de vida. Pero hay una verdad que muchas veces se olvida: la obediencia no es esclavitud, es dirección. No es una carga, es protección. Y sobre todo, es una fuente de bendición.
La obediencia no significa falta de libertad, sino la sabiduría de seguir el camino correcto. Enseñar esto a nuestros hijos desde pequeños marcará su carácter y les preparará para tomar decisiones que les traerán paz, fruto y propósito.
¿Qué es la obediencia y qué no es?
Obedecer no es simplemente hacer lo que se nos dicen por miedo o por compromiso externo. Tampoco es decir «sí» mientras por dentro nos revelamos. La verdadera obediencia nace del corazón, es una elección voluntaria de seguir el bien, de reconocer autoridad y confiar en que obedecer trae beneficio.
Lo contrario de la obediencia es la rebeldía, una actitud que no solo rechaza la autoridad sino que lleva al niño a caminos que pueden ser peligrosos, tanto en lo físico como en lo emocional y espiritual.

Rebeldía disfrazada de obediencia
Jesús nos dejó una enseñanza profunda con la parábola de los dos hijos (Mateo 21:28-30). Uno de ellos dijo: “Sí, padre, voy”, pero no fue. El otro dijo: “No quiero”, pero luego se arrepintió y fue. Esta historia nos enseña que no basta con aparentar obediencia, sino que debemos enseñar a nuestros hijos que el valor está en hacer lo correcto, incluso cuando cueste.
Educar en obediencia no es imponer reglas, es sembrar principios. No es crear niños sumisos sin pensamiento, sino formar corazones que eligen el bien porque entienden su valor.
La obediencia a Dios, base de toda obediencia
Cuando un niño aprende a obedecer a Dios, es más fácil que respete a sus padres, maestros y a toda figura de autoridad. La Palabra de Dios es clara: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.” Efesios 6:1
Dios bendice a los que le obedecen, y esa bendición alcanza también a los que nos rodean. La obediencia es un reflejo de fe, amor y confianza en que Dios sabe lo que es mejor para nosotros.
¿Cómo enseñar la obediencia a nuestros hijos?
La obediencia se enseña con ejemplo, paciencia, constancia y mucha oración. Aquí te compartimos cinco consejos prácticos para hablar con tus hijos sobre este valor y ayudarlos a vivirlo día a día:
- Ora por un corazón obediente
Pide a Dios que guíe a tu hijo a tener un espíritu dócil y dispuesto a hacer el bien. La oración de un padre tiene poder, y cuando oramos por obediencia, también oramos por su futuro. “Dame entendimiento, y guardaré tu ley; la cumpliré de todo corazón.”
Salmo 119:34
- Sé ejemplo de obediencia
Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que oyen. Si ven en ti respeto, sujeción y obediencia a Dios y a las autoridades, ellos entenderán que es un camino seguro y confiable. No hables o expreses palabras que contradigan lo que quieres que ellos aprendan, sé un ejemplo de obediencia en todas las áreas de tu vida.
- Explica el “por qué” detrás de las reglas
Enseñar con amor y razón ayuda a que los niños comprendan que las normas existen para protegerlos, no para limitarlos. Esto construye obediencia con entendimiento.
- Celebra los actos de obediencia
Refuerza positivamente cuando tu hijo obedece. Una palabra de afirmación, un abrazo, o un “gracias por hacer lo correcto” valen más que mil correcciones.
- Enseña con la palabra de Dios
Usa historias bíblicas que hablen de obediencia y sus consecuencias, como la historia de Noé, Abraham o el mismo Jesús, quien fue obediente hasta la muerte.

En REMAR y PAN también enseñamos obediencia como valor de vida
Los niños que llegan a los hogares de REMAR y al Programa de Apadrinamiento PAN provienen de contextos difíciles, muchas veces sin estructura ni normas claras. En nuestros hogares no solo reciben atención integral y educación, sino también valores que transforman su futuro.
Les enseñamos que la obediencia no es una imposición, sino una elección que les llevará a crecer sanos, responsables y con un corazón dispuesto a hacer el bien.
¡Apadrina y forma parte de la vida de un niño!
Tú también puedes ser parte de esta formación integral. Al apadrinar a un niño o a un hogar infantil, no solo estás dando recursos, sino sembrando principios eternos en sus vidas. Ayúdanos a enseñarles que obedecer no es rendirse, sino avanzar con dirección y bendición.