Me llamo Alice. Desde muy pequeña fui abandonada por mis padres, aprendí a buscar la manera de comer y dormir cada día, sufriendo maltratos y abusos.

Un día, los servicios sociales me rescataron de esa dura realidad y me trajeron a los hogares de REMAR en Luanda, Angola. Aquí, por fin, encontré un hogar seguro y un entorno lleno de cariño.

Estoy estudiando con entusiasmo y recibiendo una ayuda integral que me permite soñar con un futuro mejor. Tengo la oportunidad de aprender, crecer y convertirme en la persona que quiero ser.